Un imán consta de dos polos, denominados polo norte y polo sur, o, alternativamente, polo positivo y polo negativo. Los polos iguales se repelen y los polos distintos se atraen. No existen polos aislados y por lo tanto, si un imán se rompe en dos partes se forman dos nuevos imanes,cada uno con su polo norte y su polo sur aunque la fuerza de atracción del imán disminuye.

 

Nosotros,que funcionamos exactamente así, como dos imanes bipolares. Cuando yo llego con mi polo positivo, tú pones el mismo y nos repelemos. Y tu polo es tan fuerte que siempre me haces daño. Y ahí es cuando me asustas y tomo la actitud que toman los gatos enfadados cuando algo les da miedo. La de sacar las uñas y pongo mi polo negativo. Cómo no, la polaridad contraria de nuestros dos imanes hace que se atraigan, se atraigan y acabo chocándome contigo con tanta fuerza que luego no me puedo separar de ti, hasta que me acostumbro demasiado y vuelvo a poner el positivo y de nuevo la misma guerra en la que las batallas perdidas empiezan a superar a las ganadas, como un círculo cerrado en el que el imán que nos dirige se va rompiendo cada vez un poco más y dispersándose en trozos que cuanto más tiempo pasa menos juntos se mantienen, débiles, pequeños.

Nadie cediendo. Nadie soltando. 

No me rompas. No me cambies.No me hagas desaparecer.